Explicándole lo que está por venir al niño superdotado

Marcos Ripalda
2 min readDec 21, 2022

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Montaje fotográfico del propio autor.

Quiero que lo entiendas y por eso te lo explico de esta forma.

Tu mamá y yo nos conocimos el día que comenzó el mundo. No, miento, nos conocimos un pelín antes, en los instantes previos a lo que se ha bautizado como el Big Bang.

Verás. En los confines infinitos donde no había nada, este suceso extraordinario —el que coincidiéramos tu mamá y yo — formó una gigantesca burbuja que explotó al acumularse una cantidad extraordinaria de energía, lo que provocó la formación de nubes que contenían muchos de los elementos de la tabla periódica que ya estudiarás en su momento.

En este mejunje de antimateria estábamos ambos envueltos, tu mamá y yo, por miles de millones de pequeños átomos primitivos que se desplazaban rápidamente formando partículas que, a su vez, se concentraban en gigantescas nubes con sus millones y millones de átomos. Estas enormes nubes se fueron uniendo unas con otras hasta que quedó una sola nube, un solo punto de inmensa energía que explotó. Y esta explosión, como ya te adelanté, dio lugar al Big Bang.

A partir de aquí, la cosa se dispara. Se extinguen los dinosaurios, se separan los continentes, puedes imaginarte. Pasamos de organismos unicelulares a organismos pluricelulares. Primero nadamos, luego nos arrastramos por el lodo y hasta vamos irguiéndonos para ponernos de pie y ahora llega tu madre y decide cambiar aleatoriamente la distribución de los sofás, acto que provoca una reacción en cadena que hace peligrar el universo tal y como lo conocemos: millones de estrellas, cúmulos estelares, nebulosas, constelaciones y galaxias viajando y expandiéndose en todas las direcciones.

Yo, que había sobrevivido a la marejada y los vientos huracanados, a los volcanes y las erupciones, a las explosiones y los tsunamis, a la fotosíntesis de los cactus y las palmeras abisinias, al amanecer y al movimiento rotatorio de la Tierra, al deshielo y el calentamiento global, a las glaciaciones y la lluvia ácida, no logro encontrarle ninguna explicación. Ahora, como ya sabes, hijo mío, estamos obligados a bajar las persianas si queremos ver la tele en pleno día. O eso o esperamos a que se extinga el sol.

Por esa razón, y ya que estamos, quería preguntarte: ¿Te esperas conmigo?

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Marcos Ripalda
Marcos Ripalda

Written by Marcos Ripalda

Diseñador UX/UI. Cuentista postirónico. Licenciado en Periodismo. A veces diseño y maqueto libros. Apasionado de los vinilos y las tiendas de libros.

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