La huida cíclica

Qué le vamos a hacer. Hoy he decidido dimitir de mí mismo y me he propuesto a mí mismo como sucesor. Es lo que tengo más a mano.
Así que desde ahora mismo alquilo mi sentido común con recibidor amplio, dormitorio con vistas a ninguna parte, baño cuco, cocina sin amueblar y salón con derecho a descanso y ningún acceso al patio comunitario situado en las antípodas de donde tú decidas estar.
Los interesados pueden mandar un mensaje encriptado en clave copernicana a la persona que les haya embelesado de la forma más dramática posible en más ocasiones e, incluso, a ninguna persona en particular, y que el azar decida, aunque no les recomiendo esta opción por razones obvias.
Por mi parte, prometo no estar operativo hasta que yo mismo decida que hacer con el que ha dimitido de sí mismo y que, sospechosamente, se empieza a parecer a este otro que nunca quise ser y que siempre soy.